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martes, 19 de abril de 2011

Tercera evidencia: Análisis de la actividad

La actividad es concebida por la Terapia Ocupacional como la base de nuestro trabajo y como el método utilizado para conseguir la recuperación o mejora de las habilidades de nuestros pacientes, por lo que tiene que adecuarse a la capacidad del sujeto y tiene que significar y ser importante para el mismo.

El objetivo del análisis de la actividad es averiguar si la actividad es adecuada para el paciente y si mediante su realización se pueden conseguir mejores resultados. Si la actividad es adecuada, con el tiempo se realizará más rápidamente y se obtendrán mejores resultados. La actividad puede ir siendo modificada por el terapeuta para adaptarla al grado de dificultad requerido con el fin de aumentar la mejora en el individuo.
Cuando un terapeuta ocupacional escoge una actividad como tratamiento, tiene que tener previo conocimiento de las habilidades y de las necesidades de su paciente al igual que tiene que conocer el potencial terapéutico de la actividad.
 Un buen terapeuta tiene que ser capaz de analizar las actividades que utiliza como tratamiento y de identificar las tareas que contiene la actividad, cómo se pueden desarrollar, cuáles son las habilidades necesarias para su desarrollo...

Según Pilar Margallo Ortiz, los objetivos del análisis de la actividad son:
-Observar y comprender los elementos, tareas y secuencias que forman una actividad completa.
-Determinar un uso potencial de la actividad como un medio de tratamiento.
-Establecer viabilidad y valorar las necesidades del servicio en términos de costes, tiempo para preparar la actividad y conseguir los resultados, requisitos de salud y seguridad, materiales, espacios y experiencia del personal disponible.
-Valorar los niveles requeridos de ejecución para determinar las destrezas necesarias para la ejecución de la actividad.
-Dividir la actividad en tareas para analizar la tarea y decidir si es necesario hacer cambios.
-Identificar los componentes más requeridos para diseñar las tareas y actividades específicas.
-Identificar el potencial de modificación de la actividad y considerar las áreas funcionales necesarias para la ejecución de la actividad, las habilidades  y las limitaciones del individuo.

La clasificación de las actividades es la siguiente:
-Activas o pasivas.
-Individuales o grupales.
-Según  la categoría ocupacional a la que pertenecen (auto cuidado, trabajo y ocio).
-En relación con la edad a la que se asocia o la más propicia para su ejecución.
-Según los niveles de desarrollo.
-Si requiere más recursos físicos, mentales, habilidades sociales, etc.
-Estructuradas o desestructuradas.
-Orientadas a la tarea o hacia aspectos socio emocionales.
-En función de los componentes socio-culturales.

En cuanto a los modelos para analizar la actividad, cabe mencionar que existen numerosos modelos y que algunos de ellos son  simples, puesto que recogen aspectos básicos como el propósito de la actividad, las herramientas y el equipo o el lugar donde se tiene que llevar a cabo; o complejos porque recogen información muy precisa con respecto a los músculos que se utilizan en el desarrollo de la actividad, el tipo de contracción...

También debemos tener en cuenta algunos elementos que se tienen que tener en cuenta en el análisis de la actividad, como por ejemplo:
-Breve descripción de la actividad y objetivo de la misma.
-Tipos de habilidades necesarias para llevar a cabo la actividad.
-Grado de complejidad.
-Grado de estructuración de la actividad.
-Definición de las tareas que comprende la actividad.
-Secuencia de ejecución de las tareas.
-Tiempo que requiere la actividad.
-Precisión requerida y facilidad para corregir errores.
-Factores de riesgo y precauciones necesarias.
-Mobiliario, materiales y espacio requerido.
-Coste de realización de la actividad.
-Adecuación al ciclo vital.
-Posibilidades de elección.
-Aspectos sociales y culturales.

Según Turner (2002) dentro del análisis complejo existen varios métodos de análisis detallados de la actividad en función de los diferentes tipos de habilidades relacionadas con su ejecución, de las secuencias y componentes necesarios o de las demandas de la actividad. Por ejemplo, los aspectos que hay que tener en cuenta en el análisis de la actividad del neurodesarrollo son los siguientes:
  >Describir cómo se coloca en la persona y los materiales.
  >Qué tipo de respuestas motoras demanda la actividad.
  >Movimientos y posiciones implicadas en la actividad.
  >Qué articulaciones exige la actividad que tienen que ser estabilizadas o movilizadas.
  >Relación de las posturas y movimientos exigidos por la actividad.
  >Tipo de patrones exigidos por la actividad.
  >Describir si el movimiento requerido es global de un miembro o tiene que ser controlado.
  >Grupos musculares que se ponen en acción y tipo de activación de esos grupos.
  >Describir el tipo de estimulación sensitiva controlada que ofrece la actividad, a qué grupos musculares y si el efecto producido es facilitador o inhibidor.
  >Nivel de control de la respuesta exigida por la actividad.
  >Cantidad de atención requerida por la actividad.
  >Posibilidad de adaptar esa actividad para que el paciente avance al siguiente nivel de desarrollo de control motor.

Como conclusión decir que el terapeuta primero debe aprender el cómo de una actividad y despues concentrarse en el porqué, el dónde y todo lo demás; y tiene que ser capaz de relacionar todo lo que ha encontrado en sus descubrimientos con las habilidades necesarias individuales identificadas en sus pacientes.

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